… y mi corazón
se detiene
a escuchar.
Crece,
y se expande,
hasta que no cabe más,
y se derrama,
por mis mejillas,
y mi alma…
Parece ser que los sonidos no corresponden a ningún idioma como tal, ni tienen traducción a ellos, sino que los ha creado como vehículo especial de sentimientos; una suerte de idioma del corazón.
Ahora lo entiendo mejor.