Mecida en el suave viento,
la roja flor anhelaba,
alcanzar a tocar el cielo,
al albor de la mañana.
Si veloz pájaro yo fuese,
si mis pétalos fuesen alas,
volaría hasta alcanzar el Sol,
para verlo nacer al alba.
Si pájaro tu fueses, flor,
y en saeta tu belleza tornara,
qué tallo acariciaría yo,
qué pétalos besarían mis lágrimas,
antes de morirse al Sol,
dijo el rocío de la mañana,
pues aunque sé que muero vengo,
para adorarte en cada alborada.
Dulce rocío, que mi sed apagas,
amor mío, que mi corazón agrandas.
sólo anhelo ver nacer al Sol,
que alimenta con su luz mi color,
y calienta con sus dedos mi alma.
Bella flor, hay en ti calor,
para estallar mil veces mi razón,
no necesitas la luz del Sol,
pues lo que ves brillar es tu alma,
tu color, tu pasión, tu furia y mi calma.
No vueles más, dulce flor,
grande es ya por si tu color,
tu fuerza, tu vida y tu alma,
mecida en el suave viento,
vestida con todas mis lágrimas.