Si ladrón me habéis de llamar,
por yo robar esos besos,
porque mis ojos han hecho
lo que mis labios jamás.
Si de pasión encendido,
cual corsario y bucanero
ando buscando remedo
a negro bajel asido.
No me hayáis de castigar,
que no andaré yo compungido
ni mi mal podrá sanar.
Preguntadme cómo ha sido;
cómo he podido aspirar
a robar lo no pedido.